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Biorreactores para cultivo celular y microbiano: el corazón de los tanques de biofermentación

Biorreactores para cultivo celular y microbiano: el corazón de los tanques de biofermentación

2024/7/22

En el campo de la biotecnología y la microbiología modernas, los biorreactores han surgido como el eje central para el éxito del cultivo celular y microbiano, y son el núcleo vital de los tanques de biofermentación. Estos sistemas sofisticados proporcionan un entorno controlado y optimizado que permite el crecimiento, el metabolismo y la producción eficientes de biomoléculas valiosas por parte de las células y los microorganismos.


El diseño y la funcionalidad de los biorreactores son una combinación meticulosa de principios biológicos y de ingeniería. El objetivo principal es crear un ecosistema artificial que imite de cerca las condiciones naturales necesarias para el desarrollo de las entidades cultivadas. La estructura de un biorreactor consiste típicamente en un recipiente hecho de materiales que son químicamente inertes, resistentes a la corrosión y capaces de soportar procesos de esterilización para mantener la asepsia.

El interior del biorreactor está equipado con diversos componentes que desempeñan papeles cruciales en el apoyo al crecimiento celular y microbiano. Los sistemas de agitación, como impulsores o agitadores magnéticos, garantizan una mezcla uniforme del medio de cultivo, evitando la formación de gradientes en la distribución de nutrientes, la disponibilidad de oxígeno y el pH. Esta homogeneidad es esencial para el desarrollo y el rendimiento constantes de las células o microorganismos en todo el tanque.

El control de la temperatura es otro aspecto crítico. Los biorreactores de microorganismos suelen estar equipados con camisas o serpentines a través de los cuales circulan fluidos calentados o enfriados para mantener una temperatura precisa y estable. Los diferentes tipos de células y especies microbianas tienen temperaturas óptimas específicas para un crecimiento y unas actividades metabólicas óptimos, e incluso pequeñas desviaciones pueden tener un impacto significativo en su productividad y viabilidad.

El suministro de oxígeno es de suma importancia, especialmente para los cultivos aeróbicos. Se incorporan sistemas de aireación, incluidos oxigenadores de membrana o burbujeadores, para introducir oxígeno en el medio. La velocidad de transferencia de oxígeno se regula cuidadosamente para satisfacer las demandas respiratorias de las células o microorganismos sin provocar una formación excesiva de espuma o estrés oxidativo.

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La regulación del pH se logra mediante la adición de ácidos o bases según sea necesario, y los sensores de pH monitorean el medio en tiempo real para garantizar que el pH se mantenga dentro del estrecho rango adecuado para el cultivo. El control de estos parámetros en conjunto crea un entorno que promueve el crecimiento saludable y el funcionamiento eficiente de las células o microorganismos.

El tipo de biorreactor elegido depende de varios factores, entre ellos la escala de la operación, la naturaleza de las células o microorganismos que se cultivan y los requisitos específicos del proceso. Los biorreactores por lotes se utilizan habitualmente para experimentos y procesos a pequeña escala en los que se procesa un volumen fijo de cultivo en un ciclo.

Los biorreactores continuos, por otro lado, ofrecen un flujo continuo de entrada de medio fresco y una salida de cultivo gastado, lo que proporciona una operación más estable y una productividad potencialmente mayor a lo largo del tiempo.

La aplicación de los biorreactores en cultivos celulares y microbianos es increíblemente diversa. En el campo de la medicina, se emplean para la producción de proteínas terapéuticas, anticuerpos y vacunas. Las células de mamíferos o los huéspedes microbianos modificados genéticamente se cultivan en biorreactores para generar estas biomoléculas vitales en grandes cantidades con la calidad y pureza deseadas.

En la industria alimentaria, los biorreactores se utilizan para la producción de enzimas, sabores y aditivos alimentarios. Los cultivos microbianos en tanques de biofermentación pueden transformar las materias primas en productos valiosos que mejoran el sabor, la textura y la vida útil de diversos alimentos.

La biotecnología ambiental también se beneficia de los biorreactores, que pueden utilizarse para degradar contaminantes, tratar aguas residuales y producir biocombustibles a partir del metabolismo microbiano. La capacidad de manipular y controlar las condiciones de crecimiento de los microorganismos en los biorreactores ofrece soluciones potenciales para abordar algunos de los desafíos ambientales más urgentes.

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El uso de biorreactores para el cultivo de células y microbios no está exento de desafíos. Mantener la esterilidad durante todo el proceso es de suma importancia para evitar la contaminación, que puede provocar el fracaso de todo el cultivo. Monitorear y controlar la compleja interacción de múltiples parámetros en tiempo real requiere tecnologías de sensores y sistemas de control sofisticados.

La ampliación desde biorreactores a escala de laboratorio a tanques de tamaño industrial a menudo plantea dificultades relacionadas con el mantenimiento de la homogeneidad, la transferencia de calor y masa y la economía del proceso.

Los avances tecnológicos abordan constantemente estos desafíos e impulsan la evolución de los sistemas de biorreactores. La integración de la inteligencia artificial y los algoritmos de aprendizaje automático permiten una predicción y optimización más precisas de los parámetros del proceso.

El desarrollo de nuevos materiales y recubrimientos de superficies mejora la biocompatibilidad y reduce la contaminación. La miniaturización y los biorreactores basados en microfluidos ofrecen nuevas posibilidades para el cribado de alto rendimiento y las aplicaciones en el punto de atención.

En conclusión, los biorreactores son los caballos de batalla indispensables del cultivo celular y microbiano dentro de los tanques de biofermentación. Su mejora e innovación continuas son cruciales para el avance de diversas industrias, desde la atención médica y la producción de alimentos hasta la sostenibilidad ambiental. La comprensión y el dominio de la tecnología de los biorreactores sin duda seguirán dando forma al futuro de la biotecnología, abriendo nuevas fronteras en la producción de productos valiosos y la solución de desafíos globales.